Fortaleza en los Momentos de Adversidad
8 de septiembre de 2025
Queridos hermanos y hermanas,
Es un honor estar con ustedes en este momento tan significativo y profundamente humano. Hoy nos reunimos bajo el lema de “Quimioterapia Mental”, un programa que busca no solo acompañar a los pacientes diagnosticados con enfermedades graves, sino también ofrecer esperanza, motivación y crecimiento tanto a ellos como a sus seres queridos. Este espacio se ha creado con el propósito de fortalecer la mente y el alma, en un proceso que, al igual que la quimioterapia física, busca sanar lo más profundo de nuestro ser. Pero en este caso, el tratamiento no se aplica solo al cuerpo, sino también a la mente, el corazón y el espíritu.
Nos encontramos en un tiempo de lucha, pero también de aprendizaje y crecimiento. Quiero comenzar esta reflexión recordándoles una verdad profunda: nuestra fortaleza no solo reside en lo que podemos ver, sino en aquello que no siempre es visible. En la fe, en la esperanza y en el amor, encontramos una fuerza mucho mayor que cualquier diagnóstico o adversidad.
El Desafío del Diagnóstico: Aceptar el Dolor
Cuando uno recibe un diagnóstico de enfermedad, el mundo parece venirse abajo. Las preguntas, los miedos y la incertidumbre inundan nuestra mente. Es normal sentir una gran tristeza y frustración. Sin embargo, quiero invitarlos a hacer una pausa, a respirar profundo y a reconocer algo fundamental: en medio de la tormenta, Dios está con nosotros. La palabra de Dios nos recuerda una y otra vez que no estamos solos.
En el libro de Isaías, Dios nos habla claramente: “No temas, porque yo te redimí; te llamé por tu nombre, eres mío.” (Isaías 43:1). Este versículo nos enseña que incluso en los momentos más oscuros, cuando creemos que estamos enfrentando el fin de un ciclo, Dios nos sostiene con su mano poderosa.
Aceptar el dolor y la adversidad no significa resignarse a la desesperación. Aceptar implica reconocer nuestra fragilidad humana y, a través de esa fragilidad, abrirnos a la posibilidad de ser transformados. El sufrimiento, aunque doloroso, tiene un propósito más allá de lo que nuestros ojos pueden ver. Es en ese sufrimiento donde a menudo se revela la fuerza interior que desconocíamos poseer.
La Fortaleza Mental: Un Tesoro Escondido
En la vida, todos tenemos una fortaleza interior. A veces, esta fortaleza parece dormida o escondida, esperando ser despertada por la necesidad. La enfermedad y la adversidad son esos momentos en los que nuestra mente y nuestro espíritu tienen la oportunidad de mostrar una resiliencia que no habíamos imaginado.
En el Nuevo Testamento, San Pablo nos habla de cómo en nuestra debilidad podemos encontrar la fortaleza de Cristo: “Por lo tanto, me gloriaré más bien de mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.” (2 Corintios 12:9). Esto no significa que debamos ser insensibles al dolor, sino que en nuestra vulnerabilidad, Dios nos da la gracia de descubrir que no somos nuestros propios salvadores, sino que dependemos de Su amor y Su poder para seguir adelante.