Cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer, la vida cambia drásticamente, no solo para el paciente, sino también para quienes lo rodean.
Los cuidadores principales, muchas veces familiares o amigos cercanos, se convierten en pilares fundamentales de apoyo emocional y físico. Sin embargo, el impacto en los cuidadores es frecuentemente pasado por alto, aunque su bienestar es esencial para el proceso de recuperación del paciente.
Asumir el rol de cuidador no es sencillo. Implica acompañar al paciente en un camino lleno de incertidumbre, miedo, tratamientos fuertes que pueden ser agotadores y emociones complejas.
En este proceso, el cuidador se muestra lleno de fortaleza y siendo contención para su ser querido. Y eso está bien. Pero en muchas ocasiones esto lo hace olvidarse de sí mismo, “dejando para después”, considerando que él o ella no son importantes. La pregunta que surge entonces es: ¿quién cuida del cuidador?
El acompañamiento oncológico no solo trata de ayudar al paciente a transitar este camino, sino también ser un soporte para el cuidador en su rol.
Cuidar de un ser querido en esta situación es un acto de amor profundo, pero también requiere apoyo, herramientas de comunicación y espacios seguros donde puedan expresar sus propias emociones y preocupaciones sin sentirse juzgados.
Como Psicóloga Clínica, he acompañado a muchos cuidadores que llegan a mi consulta privada sintiéndose abrumados, culpables por sus propias necesidades o sin saber cómo manejar lo que se demanda de su rol. Uno de mis objetivos es recordarles que cuidar de ellos mismos no es un acto egoísta; es una necesidad para poder seguir siendo el soporte que el paciente necesita.
El autocuidado del cuidador y su parte emocional son factores claves en la calidad de acompañamiento que pueden brindar.
Algunas recomendaciones si eres cuidador:
1. Aceptar que no todo está bajo control: Reconocer que no podemos responder o solucionar todo y que este camino requiere mucha flexibilidad.
2. Buscar apoyo: Ya sea a través de redes familiares, grupos de apoyo o atención psicológica, es fundamental contar con un espacio donde puedan compartir sus experiencias, recibir asesoría y apoyo.
3. Practicar el autocuidado: Alimentarse, descansar y encontrar momentos para realizar actividades (aunque sean breves) que les permitan recargarse no es un lujo, es una prioridad.
4. Mantener una comunicación clara: Con el paciente, el equipo médico y otros familiares para evitar malos entendidos y sentir que el cuidado del paciente es una responsabilidad compartida.
El camino oncológico es desafiante y aunque no lo veas en este momento también puede ser una experiencia transformadora. Los cuidadores tienen un profundo impacto para el paciente, por ello es vital cuidarse y sentise acompañados. Por eso, buscar soporte profesional no es señal de debilidad, es una muestra de amor propio y de compromiso con la persona a la que están cuidando. Si eres cuidador o conoces a alguien que lo sea, recuerda que no estás solo. En Koala, creamos espacios seguros donde tanto pacientes como cuidadores pueden encontrar apoyo y herramientas para enfrentar este desafiante camino. Porque cuidar al cuidador es cuidar también al paciente.
María Fernanda Aguirre – Psicóloga Clínica
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